Registro visual Sewell
En el Sitio Patrimonio Mundial Campamento Sewell encontrarás 20 fotografías y 3 multimedias. Al hacer clic en el centro de cada imagen, podrás conocer la historia que cada una cuenta.

Fotografía de Marcia Herrera junto a su abuela Avelina Contreras en el sector La Junta, Campamento Sewell, 1968.
La fotografía –compartida en octubre de 2024, durante la jornada de diálogo participativo realizada en el Círculo Social Sewell– muestra a Marcia Herrera Fernández junto a su abuela Avelina Contreras sentadas en la gruta del sector La Junta. Para Marcia, se trata de una imagen “muy representativa, por el hecho de que estoy con mi abuela paterna visitándonos en Sewell. Aparezco con mi muñeca Jacqueline, regalo de ella. Actualmente, no es posible acceder a esa gruta”. La escena fue captada por el padre de Marcia, Ramón Herrera Contreras, alias “El Pistolero”.
Fotografía de Jorge Osorio Peralta.
Marcia Liliana Herrera Fernández junto a su abuela Avelina Contreras

Rita Rodríguez Gárate junto a su hijo mayor Víctor Hugo Grogg Rodríguez, en una de las escaleras de Sewell, 1965. Región de O’Higgins.
Rita Rodríguez Gárate nació en Sewell, se casó con un sewellino y dos de sus cuatro hijos e hijas nacieron allí. “Esta foto es muy especial, porque representa cosas muy importantes para mí. Primero, que en Sewell fui madre por primera vez, y segundo, la nieve. Aquí ya no hay nieve”, afirma. La fotografía, procedente del archivo familiar de los Grogg Rodríguez, fue compartida por Rita en octubre de 2024, durante la jornada de diálogo participativo realizada en el Círculo Social Sewell. La escena fue captada por Humberto Gómez Donoso, más conocido entre los sewellinos como “Donoso el Famoso”.
Fotografía de Jorge Osorio Peralta.
Rita Rodríguez Gárate junto a su hijo Víctor Hugo Grogg

Participantes del proyecto de registro participativo en el edificio Teniente Club. Campamento Sewell, Región de O’Higgins. Noviembre de 2024.
La fotografía muestra a algunas de las participantes del proyecto “Registro participativo para la visibilización de la relación entre patrimonio, género y territorio en el Sitio de Patrimonio Mundial Campamento Sewell”. Aparecen sentadas en la banca de la piscina del edificio Teniente Club, al que muy pocas tuvieron acceso mientras habitaban el campamento. De izquierda a derecha: Camila Loreley Hevia Donoso (Fundación Sewell), Gladis del Carmen Zúñiga Massi, Cecilia Margarita Cerón Olave, María Paulina Benítez Tapia, Marcia Liliana Herrera Fernández, Laura Marcela Godoy Machuca y Valeria Francisca Gallardo Mendoza (Fundación Sewell).
Fotografía de Jorge Osorio Peralta.
Participantes del proyecto de registro participativo

Muestra de periódicos con información sobre la “Tragedia del Humo” ocurrida en la mina El Teniente en 1945. Club Social, Edificio 105, Campamento Sewell. Región de O’Higgins. Noviembre de 2024.
El 19 de junio de 1945, 355 trabajadores de la mina El Teniente murieron y 747 resultaron heridos a causa de un incendio que se desató en una bodega de materiales del yacimiento. Denominada como la “Tragedia del Humo” o, simplemente, “El Humo”, es considerada como la peor catástrofe en la historia de la minería metálica mundial. El accidente dejó a muchas mujeres viudas, así como a hijas e hijos sin sus padres, y marcó profundamente a toda la comunidad.
Fotografía de Jorge Osorio Peralta.
Muestra de periódicos con información sobre la “Tragedia del Humo”

Gladis Zúñiga Massi en la antigua sede del Registro Civil. Campamento Sewell, Región de O’Higgins. Noviembre de 2024.
Con la sede del antiguo Registro Civil del Campamento Sewell como telón de fondo, Gladis Zúñiga Massi sostiene una fotografía de su archivo familiar. La imagen, tomada el año 1969 en el día de su casamiento, la muestra vestida de novia junto a su esposo Héctor Vargas Barahona y al sacerdote Gonzalo González, quien ofició la ceremonia en la iglesia de Sewell. “La fiesta fue en la Sede de la Sociedad de Socorros Mutuos de Sewell, con una orquesta muy buena, que eran amigos de mi esposo”, rememora Gladis. “Me embarga una emoción muy grande al estar de vuelta en este lugar después de tantos años. Hoy llevo 56 años casada y tengo cuatro hijos: Susana, Claudio, Jorge y Paulina. Estoy muy feliz con mi familia”.
Fotografía de Jorge Osorio Peralta.
Gladis del Carmen Zúñiga Massi

María Paulina Benítez Tapia en las afueras de la Escuela 63 de Sewell. Región de O’Higgins. Noviembre de 2024.
Sentada delante del edificio de la Escuela 63 de Sewell, a la profesora María Paulina Benítez le invade la nostalgia. Entre sus manos sostiene una fotografía de cuando trabajaba en el establecimiento. La imagen le trae “recuerdos de los grandes tiempos vividos con el grupo de profesoras que estuvimos en los últimos años de la Escuela 63, antes de que se cerrara en 1980”, comenta.
Fotografía de Jorge Osorio Peralta.
María Paulina Benítez Tapia

Laura Godoy Machuca en el Instituto Politécnico de Sewell. Región de O’Higgins. Noviembre de 2024.
De pie en la escalera interior del Instituto Politécnico de Sewell, Laura Godoy exhibe una fotografía en blanco y negro que muestra a su madre, Laura Machuca Urtubia, posando exactamente en el mismo sitio hace casi seis décadas. “Esa foto para mí tiene un significado muy importante”, manifiesta la retratada. “En 1966, en mi Instituto Politécnico de Sewell se organizó un carnaval, y mis compañeras y yo bailamos el Baile Apache. Yo soy una sewellina de tomo y lomo, nacida y criada en ese bello campamento minero”, concluye.
Fotografía de Jorge Osorio Peralta.
Laura Marcela Godoy Machuca

Dos generaciones de sewellinas en las escaleras del campamento. Sewell, Región de O’Higgins. Noviembre de 2024.
Apostadas en su emblemática escalera central, dos generaciones de sewellinas evocan cómo era la vida cotidiana en el campamento durante su época de auge. Comparten recuerdos del característico sonido de los mineros al subir y bajar las escaleras durante las entradas y salidas de turno o durante la hora de las comidas. De abajo hacia arriba: Marcia Liliana Herrera Fernández, Laura Marcela Godoy Machuca, Cecilia Margarita Cerón Olave, Gladis del Carmen Zúñiga Massi y María Paulina Benítez Tapia.
Fotografía de Jorge Osorio Peralta.
Dos generaciones de sewellinas en las escaleras del campamento

Cecilia Cerón Olave junto a su sobrina Heiddy Soto y a su cuñada Jimena Méndez Méndez. Campamento Sewell, Región de O’Higgins. Noviembre de 2024.
Hace 47 años, Cecilia, Heiddy y Jimena se tomaron una foto sentadas en esta misma banca, en las afueras del Edificio 105 del Campamento Sewell. En noviembre de 2024, volvieron a reunirse en el mismo sitio, para reeditar esa imagen que sostienen en sus manos. A juicio de Cecilia, esta experiencia “simboliza el crecimiento de tres mujeres en diferentes caminos que tomaron sus vidas, como madres, esposas y trabajadoras”. Todas unidas por sus raíces sewellinas.
Fotografía de Jorge Osorio Peralta.
Cecilia Margarita Cerón Olave, Heiddy Soto y Jimena Méndez Méndez

Escaleras del Campamento Sewell. Región de O’Higgins. Noviembre de 2024.
Emplazado en una abrupta pendiente a más de 2100 msnm, en plena cordillera de Los Andes, el Campamento Sewell se caracteriza por sus construcciones en desnivel. Ello le valió la denominación de “Ciudad de las Escaleras”, elemento que se convirtió en uno de los símbolos de este particular asentamiento. Por ellas transitaban los hombres rumbo a sus faenas, así como las mujeres en sus distintas actividades cotidianas y los niños y niñas para ir a la escuela. Sus peldaños fueron escenario de diversas actividades y festividades, donde la comunidad interactuaba y compartía.
Fotografía de Jorge Osorio Peralta.
Escaleras del Campamento Sewell

Escenificación de la vida en el Campamento Sewell por la Compañía Teatro del Homenaje de Chile. Sewell, Región de O’Higgins. Noviembre de 2024.
Desarrollada en el edificio Camarote 35, en una réplica de vivienda obrera del Campamento Sewell, esta escenificación realizada por las actrices de la Compañía Teatro del Homenaje de Chile retrata la vida de las mujeres sewellinas en el espacio doméstico. Allí se detonaban situaciones felices y tristes, dulces y violentas.
Fotografía de Jorge Osorio Peralta.
Escenificación de la vida en el Campamento Sewell: sinsabores de la vida doméstica

Escenificación de la vida en el Campamento Sewell por la Compañía Teatro del Homenaje de Chile. Sewell, Región de O’Higgins. Noviembre de 2024.
Desarrollada en el edificio Camarote 35, en una réplica de vivienda obrera del Campamento Sewell, esta escenificación realizada por las actrices de la Compañía Teatro del Homenaje de Chile retrata la vida de las sewellinas en el espacio doméstico. La escena representa la multiplicidad de funciones de la mujer sewellina al interior del hogar.
Fotografía de Jorge Osorio Peralta.
Escenificación de la vida en el Campamento Sewell: el rol de la mujer

Escenificación de la vida en el Campamento Sewell por la Compañía Teatro del Homenaje de Chile. Sewell, Región de O’Higgins. Noviembre de 2024.
Desarrollada en el edificio Camarote 35, en una réplica de vivienda obrera del Campamento Sewell, esta escenificación realizada por las actrices de la Compañía Teatro del Homenaje de Chile retrata la vida de las sewellinas en el espacio doméstico. La escena representa la maternidad en el campamento, con sus luces y sombras. Entre los momentos dolorosos, estaba la muerte de los recién nacidos, que eran sepultados en un cementerio para “angelitos”, hoy inaccesible. La teatralización también aborda la escasa regulación de las adopciones y las profundas huellas que esa separación dejaba en las familias.
Fotografía de Jorge Osorio Peralta.
Escenificación de la vida en el Campamento Sewell: maternidad

Escenificación de la vida en el Campamento Sewell por la Compañía Teatro del Homenaje de Chile. Sewell, Región de O’Higgins. Noviembre de 2024.
Desarrollada en un pasillo del edificio Camarote 35, donde vivían las familias obreras, esta escenificación realizada por las actrices de la Compañía Teatro del Homenaje de Chile retrata la vida cotidiana de las sewellinas. La imagen representa las interacciones y encuentros que se daban en los espacios públicos y las ostensibles diferencias de clase al interior de la sociedad sewellina.
Fotografía de Jorge Osorio Peralta.
Escenificación de la vida en el Campamento Sewell: vida social

Escenificación de la vida en el Campamento Sewell por la Compañía Teatro del Homenaje de Chile. Sewell, Región de O’Higgins. Noviembre de 2024.
Esta escenificación realizada por las actrices de la Compañía Teatro del Homenaje de Chile simboliza el paulatino abandono del campamento por parte de sus habitantes, proceso iniciado a fines de la década de 1960. En la representación se ve a mujeres de distintas clases sociales al momento de partir.
Fotografía de Jorge Osorio Peralta.
Escenificación de la vida en el Campamento Sewell: la partida

Elena Fuentes Cantillana junto a la tumba de su hermana en el Cementerio Parque Jardín Las Flores, Rancagua. Región de O’Higgins. Noviembre de 2024.
Elena Fuentes es parte de una familia sewellina. “Mi hermana también iba a participar en este proyecto, ambas pertenecíamos al Círculo Sewell. Pero ella falleció durante la segunda semana de las jornadas. Por eso fuimos al cementerio, para homenajearla”, explica.
Fotografía de Jorge Osorio Peralta.
Elena de Las Mercedes Fuentes Cantillana

Hilda Soto Riquelme en su domicilio. Población Rancagua Sur, Rancagua, Región de O’Higgins. Noviembre de 2024.
A sus 94 años de edad, Hilda Soto Riquelme es una de las últimas testigos de la Tragedia del Humo, la catástrofe en la que murieron 355 trabajadores de la mina El Teniente. La mañana del 19 de junio de 1945, un amigo de su hermano fue a buscarla para darle la noticia: “Hay un incendio muy grande en la mina y están saliendo muchos muertos”, le dijo. Hilda, entonces de 15 años, de inmediato presintió que su padre era uno de ellos. “Vi una camilla, vi dos, venían de atrás otras más. Tres días estuvimos esperando y pidiendo que llegara mi papá vivo. No llegó más mi papá. Estaba muerto”, recuerda.
Fotografía de Jorge Osorio Peralta.
Hilda Trinidad Soto Riquelme

Fotografía de Rita Rodríguez Gárate en su regreso a Sewell y el clavo que encontró allí. Registro tomado en Rancagua, Región de O’Higgins. Noviembre de 2024.
En 1971, Rita Rodríguez Gárate abandonó definitivamente Sewell y se instaló en Rancagua. “Fue triste, porque uno no se quería venir. Al principio no dejamos la casa de Sewell. Estaba en el verano aquí en Rancagua y me iba para Sewell a pasar el invierno, porque allá estaba todo nevadito y era más calentito”, recuerda. Pasaron más de dos décadas antes de que regresara al campamento. “Al llegar allá, después de veintitantos años, lloré de alegría y de pena. Me dio mucha alegría estar nuevamente allá, pero también pena ver que ya no estaban los edificios, no estaba el camarote donde yo vivía, no había nada. Ese día me acerqué donde calculaba que estaba mi casa, frente al antiguo gimnasio, y ahí encontré un clavo”, relata. En la imagen, Laura Guadalupe Machuca Urtubia sostiene una fotografía de Rita el día en que regresó a Sewell, junto al clavo que menciona en su relato.
Fotografía de Jorge Osorio Peralta.
Rita de la Cruz Rodríguez Gárate y el clavo que encontró en Sewell

Orietta González Aguilera muestra una foto donde aparece su madre Orieta Concepción Aguilera Aguilera. Santiago, Región Metropolitana. Noviembre de 2024.
En su teléfono celular, Orietta González Aguilera guarda una antigua foto en blanco y negro, donde aparece su madre Orieta Concepción Aguilera Aguilera rodeada de estudiantes de séptimo y octavo básico. “Mi madre, hoy de 90 años, fue directora de la Escuela 63 de Sewell. Ella fue la última profesora, junto con la señora Paulina Benítez, que cerró el colegio. También despidió al último curso que se graduó. Así terminó una etapa de grandes momentos, pero también de momentos malos, como fue el golpe militar de 1973 en nuestro país”, comenta.
Fotografía de Jorge Osorio Peralta.
Orietta Eugenia González Aguilera

Participantes del proyecto de registro en el Círculo Social Sewell. Región de O'Higgins. Diciembre de 2024.
De izquierda a derecha: Julia Albornoz Escobar, Elena de las Mercedes Fuentes Cantillana, Gladis del Carmen Zúñiga Massi, Marcia Liliana Herrera Fernández, María Paulina Benítez Tapia, Cecilia Margarita Cerón Olave, Rita de la Cruz Rodríguez Gárate y Laura Guadalupe Machuca Urtubia.
Fotografía de Jorge Osorio Peralta.
Participantes del proyecto de registro



















